sábado, 28 de marzo de 2009

Íbamos como sardinas y aquel hombre era un cochino. Olía mal. Todo le olía mal, pero sobre todo los pies. Le aseguro a usted que no había manera de aguantarlo. Además el cuello de la camisa, negro, y el cogote mugriento. Y me miraba. Algo asqueroso. Me quise cambiar de sitio. Y, aunque usted no se lo crea, ¡aquel individuo me siguió! Era un olor a demonios, me pareció ver correr bichos por su boca. Quizá lo empujé demasiado fuerte. Tampoco me van a echar la culpa de que las ruedas del camión le pasaran por encima.





-Max Aub, del libro Crímenes ejemplares-

12 comentarios:

Tambores dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ScrinS dijo...

jajaja, genial, me has dado un par de ideas. Desde hace tiempo me ronda por la cabeza como quitarme a uno de encima, sólo me falta el camión, ahora que bien mirado tengo el tren de alta velocidad. En comisaría creo que este relato si me lo aprendo bien me sirve jajaja, "quizá lo empujé demasiado fuerte. Tampoco me van a echar la culpa de..."
La humanidad jajaja
Gracias por la inspiración.

Dante dijo...

Jejeej me alegro que te haya despertado la curiosidad e inspiración este microrrelato para la vida real, XD.
Se puede decir, sin equivocarse, que Max Aub es el detonante de la forma de microrrelato a partir de este libro, "Crímenes ejemplares", que te recomiendo que leas. En él hay una infinidad de historias de este estilo. Y no te lo pierdas: si te fijas la persona que habla se está dirigiendo a alguien a modo de confesión: Max Aub saca todo este material de confesiones de culpables en delitos en las cárceles de México (durante su exilio). Es cierto. Claro que las elabora para que queden mejor, pero parte de esa experiencia. Si buscas en el blog verás más de Aub que voy colgando de tanto en cuando.
Yo te he de dar las gracias por tu comentario.

supersalvajuan dijo...

Del suelo no pasa.

IB dijo...

jeje, voy a mandarle a mis amigos tu enlace para que te lean y es que mis amigos, que curran cara al público, me lo repiten siempre... como al cabo del día tienen que interaccionar con tantas personas distintas, siempre hay alguien que llega y deja un halo de pestilencia que no se lo quitan con nada, y la persona cuanto más se acerca, ellos se separan con náuseas... me dicen que es insoportable y aún no estando ya, el ambiente queda impregnado de la peste... y que muchas veces les gustaría estamparlos... claro no lo hacen, pero el pensamiento se les pasa jeje

Dante dijo...

-Supersalvajuan, éste no se levanta en su vida del suelo, y lo peor: su olor se va a mezclar con la goma y suciedad de los neumáticos del camión, aún más horroroso.

-Malia, pues les va a encantar esto si les pasa a menudo eso de tener que tratar con gente así, jejej. Yo creo que Max Aub dice lo que nadie se ha atrevido a hacer pero lo ha pensado. Como dice uno de sus relatos del mismo libro: "Yo lo hice en nombre de todos". XD

g dijo...

es verdad, si lo aplastó el camión es culpa del camión y de nadie más :D

Dante dijo...

Claro, una buena multa le ponía yo al camionero y un trofeo le daba la señora, XD

jm dijo...

jejeje si es que el olor a pies es imperdonable

Dante dijo...

Imperdonable y no puede quedar libre de castigo. Creo que la señora ha sido benévola con él incluso, XD.

Sunne dijo...

ay dios! que bueno. ¿De que va este libro? (todavia sigo leyendo Nana, pa que veas el ritmo que llevo jajaja)

Dante dijo...

Este libro te gustará porque son microrrelatos de una frase o más pero no superan la mitad de una página. Son terriblemente crueles y están basados en confesiones de asesinos en las cárceles de Mexico durante los finales de la 1º mitad del siglo XX. Te juro que te gustará, jejejee.