martes, 16 de septiembre de 2008

La contemporaneidad y la posteridad

El miembro de la Academia caminaba por la calle rumiando su undécimo ensayo sobre Baudelaire. De pronto vio a un joven con el pelo teñido de verde, que abrazaba a una negra.
-¡Llévense a ese amoral, a ese escandaloso, a esa lacra de la sociedad! -aullaba el académico.
Solo se calmó cuando un policía arrestó al joven bajo la acusación de atentado contra las buenas costumbres. Entonces siguió caminando, siguió rumiando su undécimo ensayo sobre Baudelaire.
En la comisaría el joven dio su nombre:
-Charles Baudelaire.



-Marco Denevi, del libro Parque de diversiones-

4 comentarios:

supersalvajuan dijo...

qué cosas tan complicadas.

Dante dijo...

El catedrático estudioso no ha entendido que si Baudelaire exisitiera ahora sería ese joven con la cresta verde relacionándose con la chica negra en plena calle (también lleno de Absenta y demás; véase: "Las flores del mal").
El entendido no comprende a Charles Baudelaire.

g dijo...

Para teorizar sobre la vida primero hay que vivirla, esa es la única escuela. 1mordida!

Dante dijo...

Por supuesto g, el estudioso no entiende de las costumbres vitales del escritor porque no ha vivido nada. Siempre ha estado detrás de la teoría; no de la práctica.