Ayudaron a subir a los otros, aún sabiendo que se quedaban sin lugar. Desde una orilla dorada a punto de desaparecer, saludaron a Noé y a los elegidos, que se diluían a la distancia.
El arca avanzó, llegó a su orilla y dicen que se cumplió una profecía. Y aquí estamos.
Somos los descendientes de los que se salvaron solos.
-María Cristina Ramos, del libro La secreta sílaba del beso-
4 comentarios:
Agüita (nunca mejor dicho).
Un diluvio universal lo tiene cualquiera. Siempre creí que yo formaba parte de la casta de los que se creían como ahogados. Por que si no es así ¿cómo se explica que no tema a Dios? Ni crea en él, creo en la humanidad, que nos salvamos de la barbarie líquida jejeje.
podemos vivir sin el dios de los hombres, sin los cánones religiosos, que es a lo que nos hemos acostumbrado a creer como dios, pero eso no quiere decir que dios no exista. El hecho de mostrar interés por un tema implica que existe, no dios, pero sí la duda, porque sino el tema de su posible existencia nos sería indiferente.
Eso también es cierto.
Creo que la figura de Dios antaño era la de un gobernante o un monarca, a lo que el pueblo temían por su crueldad. De ahí se creó la figura del Dios que manda y castiga, por ello muchos dicen pertenecer a otro tipo de sangre (azul), y como los tiranos han justificado su poder por la gracia de un Dios.
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