A las doce y diez, su corazón se detuvo.
A las doce y nueve, escuchó la campanilla del teléfono.
A las doce y siete, evocó una cena en la que su padre había llorado.
A las doce y seis, sintió que su espalda se mojaba. A las doce y cinco, vio una araña inmóvil en el cielo raso.
A las doce y cuatro, escuchó un grito: "¡Y la sal, Jorge, la sal!"
A las doce y tres minutos abrió los ojos. A las doce y tres segundos cayó al suelo. A las doce en punto apretó el gatillo.
A las doce y nueve, escuchó la campanilla del teléfono.
A las doce y siete, evocó una cena en la que su padre había llorado.
A las doce y seis, sintió que su espalda se mojaba. A las doce y cinco, vio una araña inmóvil en el cielo raso.
A las doce y cuatro, escuchó un grito: "¡Y la sal, Jorge, la sal!"
A las doce y tres minutos abrió los ojos. A las doce y tres segundos cayó al suelo. A las doce en punto apretó el gatillo.
-Fabián Vique, del libro Minicuentos-
2 comentarios:
Cool!!
Abrazos
Un juego de muñecas rusas que acaban encajando.
¡Abrazos!
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