sábado, 6 de junio de 2009

Diez minutos

A las doce y diez, su corazón se detuvo.

A las doce y nueve, escuchó la campanilla del teléfono.

A las doce y siete, evocó una cena en la que su padre había llorado.

A las doce y seis, sintió que su espalda se mojaba. A las doce y cinco, vio una araña inmóvil en el cielo raso.

A las doce y cuatro, escuchó un grito: "¡Y la sal, Jorge, la sal!"

A las doce y tres minutos abrió los ojos. A las doce y tres segundos cayó al suelo. A las doce en punto apretó el gatillo.



-Fabián Vique, del libro Minicuentos-

2 comentarios:

ScrinS dijo...

Cool!!

Abrazos

Dante dijo...

Un juego de muñecas rusas que acaban encajando.
¡Abrazos!