Fue triste cuando mi padre, sin que ya se lo pidiera, me dio la llave de la casa. Yo era casi un adulto y él me la dio como quien pide permiso para envejecer.
-Raúl Brasca, del libro Todo tiempo futuro fue peor-
Cuando era niña siempre les preguntaba a los amigos de mis padres por qué los adultos, puediendo hacer casi cualquier cosa sin que nadie se los impidiera (como usar un coche, dormir a la hora que sea, usar la ropa que les de la gana, etc.) eran tan infelices. Ninguno me respondió y todos me miraron con una expresión que no supe interpretar.
Esa afirmación solo la puede hacer un niño, la afirmación más cuerda que puedas escuchar la hará un niño. La madurez siempre va acompañada de la tristeza y el miedo a envejecer o a no disfrutar o valorar lo que se tiene.
Caribdis y Escila son dos personajes mitológicos que aparecen en el canto XII de la Odisea de Homero. Caribdis era una ninfa marina, hija de Poseidón y Gea, que Zeus transformó en un monstruo que succionaba y regurgitaba agua formando espectaculares remolinos. Escila, joven transformada en un monstruo de doce pies y seis cabezas, cometía enormes destrozos cuando alguien evitaba a Caribdis, pues los dos vivían en el estrecho de Mesina. La expresión "estar entre Escila y Caribdis" significaba encontrarse entre dos peligros de forma que alejarse de uno hace que se caiga en el otro.
5 comentarios:
Ya lo dicen en El Club de la Lucha: "Hasta la Mona Lisa envejece".
La vida son etapas...
Un abrazo!
-Supersalvajuan, muy buena referencia de film donde el caos acabaca cediendo a la imparable derrota del paso del tiempo.
-Maryjane, dos nuevas etapas se solapan entre el padre y el hijo.
Cuando era niña siempre les preguntaba a los amigos de mis padres por qué los adultos, puediendo hacer casi cualquier cosa sin que nadie se los impidiera (como usar un coche, dormir a la hora que sea, usar la ropa que les de la gana, etc.) eran tan infelices. Ninguno me respondió y todos me miraron con una expresión que no supe interpretar.
Esa afirmación solo la puede hacer un niño, la afirmación más cuerda que puedas escuchar la hará un niño. La madurez siempre va acompañada de la tristeza y el miedo a envejecer o a no disfrutar o valorar lo que se tiene.
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